Violines de Sangre - Canción Vampírica
Resignados al beso del silencio,
acariciamos, de la luna, su luz tenue;
la noche ruge silencios,
y la sed palpita sin cesar.
Hambre de ti,
de tu último aliento;
el rumor de la sed,
Somos el espanto
nublando tus sueños.
Y verás nuestra sombra,
desnuda y lasciva,
acechando tus rincones,
deseo de piel y sangre.
Somos los hijos de las tinieblas,
desgastados por el beso perpetuo
de una soledad implacable.
El aire huele a rosas y magnolias,
a libertad y sangre.
¡Alcemos nuestra copa!
Y portemos por bandera
el orgullo de nuestra raza,
¡Volad, volad, malditos!
Y que los violines toquen su melodía
hasta desangrarse.
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