¿Acaso, los demonios aman?
Ebrio de absenta apareces,
para difuminar nieblas, dices,
quejándote de mi oscuridad
y de ese brillo extraño, que insistes,
hay en mis negros ojos;
ebrio y no obstante, seducido
por mis versos góticos,
fúnebre sonata donde,
te desnudas y danzas
como si te hubiera abandonado la cordura.
Ebrio, murmuras, sin camisa, a la luz de la luna,
¿Acaso los demonios aman?
Querido, somos vampiros,
nosotros sólo amamos la sangre,
la muerte y la soledad es lo único que besamos.
La razón te ha abandonado,
y creo que será mejor alzar el vuelo
y dejar que sea el sol,
quien pose en tus labios
... sus labios.
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