Vampiro sediento

Se me huracanan las alas
y mis negros pensamientos,
un tornado en mis colmillos
cuando la noche, lánguida y aciaga,
osa acontecer cual cosa mundana.

Avenidas abarrotadas de soledades
y opacos silencios
mientras la sed de ti, de ti y de ti
me atenaza la garganta
y engendra páramos desérticos
en lo poco que tengo de alma.

¿Nadie por estos lugares?
habré de cobijarme en el satén 
de mi añejo ataúd
y contar murciélagos.

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