Es hora de volar... y devorar

Cuando los pasos caminan
por el abismo de la sempiterna oscuridad,
el devenir se presenta incierto.
Soledad y silencio danzando con mi sombra,
melodías inacabadas de violines fúnebres
que se funden con el grito hueco
que exhala, ésta, mi inacabable eternidad.

Y bien podría enjugar un par de lágrimas,
inventar una tristeza 
que ahogue mi garganta,
con su macabro nudo;
mas no está escrito en los senderos del vampiro 
rubricar un sollozo,
emitir un suspiro
ni lamentarse con un eco lánguido y mudo.

La malevolencia de mi sonrisa
hace mueca en mi rostro,
mis ojos se iluminan
y la sed comienza a escocerme en las entrañas.
Hay sangre crepitando lentamente
en algún lugar no muy lejano
y mi copa está vacía,
es hora de volar
...y devorar.

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