Una orquídea sobre tu tumba
Hoy he dejado caer tu memoria al suelo,
me bebí la última gota donde se escribía tu nombre
y después la entregué al alba.
Un amanecer hambriento te devoró
y al morir la tarde, con un temblor de párpados
me desperté y la solitud ocupó tu esquina.
Ahora la noche ulula con búhos que no saben de añoranzas,
nada queda y el llanto ha dejado de doler,
ya no llovizna en el umbral de los recuerdos
porque la mano, que era tuya, ha clausurado tu cripta.
Eres la última astilla a la que jamás regresaré,
me desprendo de tus cenizas y soy aire,
vuelo en el azabache nocturno que te vio morir,
me elevo y dejo resbalar una orquídea,
pétalos sobre tu tumba, sólo pétalos...y brumas.
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